Aunque hayan pasado 75 años, todavía podemos conversar con algún vecino que recuerda que el pan de molde en España nació en la fábrica Toast o que en la bodega El Garnacho se podían degustar unas deliciosas chuletillas de cordero con una jarra de vino garnacho; de hecho, tal era la fama de este vino dulce que los vecinos de Madrid venían en autobús al famoso establecimiento al precio de una peseta.

Seguro que mantienen intacto en sus retinas el conjunto de calles que conformaban el pueblo de Hortaleza con sus imponentes quintas, como la Huerta de Mena, la Huerta de la Salud o la Quinta del Palacio Buenavista. Y atravesando la frontera natural del arroyo del Quinto, el pueblo de Canillas arrojaba otra estampa rural de la que hoy apenas queda rastro, salvo la Ermita de San Blas, donde cada 3 de febrero siguen honrando a su patrón.

Vista aérea del pueblo de Hortaleza en 1955, poco después de la anexión a Madrid
Vista aérea del pueblo de Hortaleza en 1955, después de la anexión. Fuente: Memoria de los barrios Hortaleza. Cedida por Isabel Obispo Santos

Por las calles de los pueblos de Hortaleza y Canillas, allá por 1949, apenas había vehículos, prueba del carácter humilde de sus gentes. El vehículo del médico, Agustín Calvo, que atendió las necesidades sanitarias durante más de 37 años, de 1920 a 1960; el del carnicero, Ángel Ramos, algún taxi, y la camioneta de un tal Hipólito Aragonés, ‘el Poli’, cuyo hijo, Luis, encumbró el nombre de Hortaleza, años después, gracias a sus hazañas deportivas en el mundo del fútbol.

Tampoco había transporte directo a la capital, salvo la parada 10 del tranvía, en el cruce de Arturo Soria con López de Hoyos, que se convirtió en un importante punto de encuentro entre ambos pueblos. Y tras las elecciones del 21 de enero de 1949, los alcaldes de sendos ayuntamientos, Guillermo Plaza Aylagas en Hortaleza, y Leopoldo López Casero en Canillas, hicieron frente a una de sus últimas decisiones: la anexión a la ciudad de Madrid.

 

El proceso de anexión

El futuro de estos dos núcleos habitacionales cambió el día 22 de julio de 1949 para dar solución al problema de crecimiento de la ciudad de Madrid, un asunto que políticos y urbanistas comenzaron a abordar ya a finales del siglo XIX.

Aquel día, el jefe del Estado, Francisco Franco, y el ministro de la Gobernación, Martín González, firmaron el Decreto de Anexión del término municipal de Hortaleza a Madrid. Unos meses después, el último alcalde de Hortaleza junto a toda la corporación municipal, rubricarían el acta que consumó esta incorporación en la sesión del 31 de marzo de 1950. En este momento, la villa de Hortaleza aportaba a la capital 13,62 km2 y una población de 1.518 habitantes, el municipio más pequeño de todo el proceso de anexión. Su Ayuntamiento estaba formado por seis concejales, un secretario, un auxiliar y un técnico, y nunca manejó un presupuesto superior a las 100.000 pesetas.

En el caso de Canillas, el Decreto de Anexión, del 17 de agosto de 1949, se oficializó el 30 de marzo de 1950. En ese momento, el Ayuntamiento manejaba un presupuesto que superaba los 3,2 millones de euros, y Canillas había alcanzado una extensión de 11,79 km2 con 20.412 habitantes repartidos entre la villa y las barriadas de La Concepción, Vistalegre, Cerro de la Cabaña, Ciudad Lineal, Don Segundo, Baterías, Quinta de La Paloma, San Pascual y Ventas.

Decretos de Anexión de Hortaleza y Canillas publicados en el BOE, y página del periódico ‘7 fechas’ del 4 de abril de 1950, dando cuenta de la adhesión. Fuente: Hemeroteca Municipal de Madrid

Una vez consumada la anexión de todos los municipios —Chamartín de la Rosa, Carabanchel Bajo, Carabanchel Alto, Canillas, Canillejas, Hortaleza, Aravaca, Barajas, El Pardo, Vallecas, Vicálvaro, Fuencarral y Villaverde— se estableció la primera división administrativa en el año 1955, donde el gobierno de Madrid organizó la capital en 12 distritos, y Canillas y Hortaleza quedaron relegados a convertirse en barrios del nuevo Chamartín. La división administrativa de 1970 organizó Madrid en 18 distritos y 120 barrios, momento en que, por fin, el nombre de Hortaleza ya volvía a aparecer en el mapa con una identidad propia.

Los apenas 23.000 vecinos que habitaban los pueblos de Hortaleza y Canillas en el año 1949 jamás hubieron podido imaginar que, 75 años después, más de 200.000 madrileños habitarían estas tierras convertidas hoy en grandes núcleos residenciales.

Hortaleza se transforma

Después de la anexión, el alojamiento de todas las personas que emigraban del campo se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para los gobernantes. El Estado intervino para luchar contra el creciente chabolismo a través de la creación de barrios donde se asentara la clase obrera.

Poblado Dirigido de Canillas
Poblado Dirigido de Canillas

Nacieron así, en 1954, los poblados de absorción de Manoteras y de Canillas, viviendas de construcción rápida donde no primaba la calidad, sino el número de familias a acoger, y situados cerca de núcleos urbanos existentes que ya contaran con servicios básicos para ahorrarse los gastos de urbanización.

El arquitecto Federico Faci diseñó 528 viviendas de unos 47 m2 entre la carretera de Canillas y la calle de Gomeznarro, que dio alojamiento a unas 2.640 personas que provenían de chabolas. Recogieron sus llaves el 19 de julio de 1956.Por su parte, el arquitecto Luis Cubillo proyectó otras 900 viviendas en el llamado Poblado Dirigido de Canillas, casas en propiedad con facilidades de pago: una entrada del 20 % y el resto durante 50 años, pero con una novedad: si los propietarios trabajaban en la construcción de estas viviendas, se ahorrarían la entrada. Y fue así como los fines de semana, la zona comprendida entre la calle de Nápoles y la carretera de Canillas se llenó de maquinaria, ladrillos y ‘domingueros’ que aprovechaban sus días de asueto para agilizar las edificaciones. La primera fase acogió a 1.424 familias en 1955, y en fases posteriores (1959 y 1970) se planearon otras 324 viviendas ya distribuidas en torres de 12 plantas con ascensor.

Poblado Dirigido y de Absorción de Canillas
Poblado Dirigido y de Absorción de Canillas. Fuente: COAM

Por otro lado, incluida en el Plan de Urgencia Social de 1963, se construyó en pocos meses la Unidad Vecinal de Absorción (UVA) cerca del casco histórico de Hortaleza, 1.100 hogares que no superaban los 50 m2 y que tenían un carácter provisional debido a la deficiencia de los materiales. A día de hoy, la UVA sigue formando parte del paisaje urbano del distrito, mientras los últimos moradores esperan una vivienda social.

A lo largo de las décadas, la iniciativa privada construyó viviendas en los barrios de Pinar del Rey o el Parque Conde Orgaz. En los años setenta, emergieron más de 21.000 viviendas en Manoteras, con el complejo Virgen del Cortijo y la Colonia Virgen de la Esperanza, donde llegó el metro en 1979. En 1990 vio la luz una de las arterias principales del distrito: la Gran Vía de Hortaleza. Y en 2003 llegó otro de los grandes reclamos para el ocio: el Palacio de Hielo.

Pasado rural

El siglo XX supuso una transformación absoluta para los pueblos de Hortaleza y Canillas. La principal fuente de ingresos era la agricultura, con los cultivos de trigo, algo de vid y hortalizas. De hecho, el vino de garnacho cogió una gran fama en ambos pueblos y además de degustarse en tahonas de la zona, se vendía parte de su producción a bodegas de la capital.

Anuncio del pan de molde Toast
Anuncio publicitario del pan de molde Toast

En cuanto a la ‘industria’, por llamarlo de alguna manera, la zona contaba con herrerías, carpinterías, fábricas de carros y ladrillos, tejares y cerámicas, que comenzaban a dar trabajo a la mano de obra que poco a poco llegaba del campo.

Por aquel entonces, Hortaleza contaba con unas 127 casas modestas, dispuestas en 15 manzanas de proporciones irregulares, con una docena de calles que convergían en la plaza de la Constitución, lugar de encuentro donde se ubicaba el Ayuntamiento, la escuela y el calabozo, además de la fuente de Lozoya, que desde su instalación en 1914 fue durante muchos años el único punto de abastecimiento de agua parta los vecinos.

Tres estampas de Hortaleza: casa baja junto al arroyo del Quinto, calle de la Fuente esquina calle del Mesón y calle del Mar Mediterráneo. Fuente: Memoria de Madrid

Desde las actuales Mar Negro, Mar Amarillo, Mar Caspio y Mar de Bering (calle Alta de Burgos, calle Baja de Burgos, calle del Astial y calle de la Iglesia), partían los caminos hacia Madrid, Burgos, Canillas, Barajas, Valdecarros y Alcobendas. Las quintas que completaban su extensión eran, al norte, la Huerta de la Salud o quinta del Cristo de la Salud; el oeste, la quinta del Palacio de Buenavista que en 1939 se convirtió en el Hogar Clara Eugenia para niñas huérfanas; la quinta del Conde de Torrepilares, que más tarde albergó el Convento de los Padres Paúles; y al este del pueblo, la quinta de Santa Victoria, también conocida como la casa de Mena o Finca de los Almendros.

Mapa de líneas de autobuses, tranvías y trolebuses en 1950
Mapa de líneas de autobuses, tranvías y trolebuses de 1950

Por su parte, el casco urbano de Canillas estaba formado por una veintena de casas que formaban seis manzanas irregulares que desembocaban en la plaza Mayor, y desde donde arrancaban los caminos que se dirigían a Madrid y a los pueblos vecinos de Canillas, Barajas, Valdecarros, Hortaleza y Chamartín de la Rosa. Completaban la estampa tres quintas sobre las que posteriormente se asentarían los barrios: la que se había conformado desde el siglo XVII por el conde de Canillas; la Quinta de Quintana, creada en 1894 por José de Quintana y la quinta del Quinto, adquirida por Javier del Quinto tras la Guerra de la Independencia.

Llegada del autobús a Hortaleza
Llegada del autobús a Hortaleza. Fuente: Historias Matritenses

La época de la posguerra originó el éxodo masivo de campesinos que se empezaron a establecer en los núcleos cercanos a Madrid en busca de un futuro mejor. Gentes humildes venidas de la Mancha, Andalucía o Extremadura que construyeron sus propias casas en asentamientos irregulares, y que se trasladaban a Madrid a trabajar a través de los tranvías que Arturo Soria construyó a primeros de siglo, o utilizando el servicio de autobús BMC que cubría el trayecto Glorieta de Bilbao-Hortaleza al precio de 15 céntimos. Un crecimiento desmedido que culminó con la anexión de Hortaleza y Canillas a la ciudad de Madrid, y que el 31 de marzo de 2025 cumple su 75 aniversario.

Cupón conmemorativo 75 aniversario
Cupón conmemorativo del 75º aniversario

Más de siete décadas que han supuesto una evolución indiscutible a nivel urbanístico, económico, social y cultural, pero que ha sabido conjugar con esa esencia de pueblo que atesora un gran patrimonio histórico y cultural. Porque no hay nada mejor que pasear por sus calles para descubrir auténticas joyas arquitectónicas que han sido testigo de las costumbres de las gentes de Hortaleza y Canillas a lo largo de los siglos: la Iglesia de San Matías, la Ermita de San Blas, el Silo o el antiguo lavadero. Todo un museo al aire libre repleto de tradiciones que este año está de celebración.

Conoce más sobre esta fascinante historia en la exposición ‘Hortaleza, un viaje en el tiempo‘ que está abierta al público en el edificio del Silo (calle del Mar de las Antillas, 14) hasta finales de mayo.

Por estos 75 años caminando junto a Madrid, ¡felicidades, Distrito de Hortaleza!

Fuentes